El 2012 finalizó demasiado agitado para el club producto de la renuncia de Andrés Rebottaro y la contratación de un ignoto Sergio Arias para sentarse en la "silla eléctica" mensana. El timonazo dirigencial era fuerte y el riesgo de tal decisión, elevado. Todavía calaba hondo la abrupta salida de Miguel Angel Buxó en diciembre de 2011 y viejos fantasmas sobrevolaban en la imaginación del hincha.
Luego comenzarían las desvinculaciones, algunas acertadas como la de Percias o Ramírez por bajo rendimiento, y otras más cuestionables -desde lo estríctamente deportivo- como la de Mario Marchetti. Para colmo de males, tan sólo unos días del arranque del Argentino B, los disturbios ocasionados en cancha de la lepra por un grupo de delincuentes no alejaban a Gimnasia de la tapa de los diarios por sucesos acaecidos fuera del rectángulo de juego.
Bajo este contexto de presión, Arias trajinaba sus primeros instantes como DT en Gimnasia. Un solo paso en falso podría desatar un polvorín en la institución de Avenida Lencinas y poner en jaque a todo un proceso que recién daba sus primeros pasos. Sin embargo, a escasas semanas de ese eventual escenario, el presente es otro.
¿Qué cambió y cuáles fueron sus aciertos?
Si bien recién van dos fechas -y falta muchísimo- el adiestrador parece haber encontrado el sistema de juego y los intérpretes para ejecutarlo; algo que jamás pudo hacer el rosarino por lesiones, impericia y suspensiones de jugadores. Un 4-4-2 bien definido con una nueva dupla central (Labaké-Vilariño o Tallura) mucho más rápida -y que achica mejor para adelante- que Albornoz-Bordicio. Además la mejoría física es abismal: los jugadores se muestran rápidos y sueltos con la pelota.
El acierto del doble cinco para reemplazar a Marchetti. Era un vacío grande de llenar la baja del "Quico" y una gran incógnita quien ocuparía su posición. Daniel Garipe fue el elegido y quienes requirieron de sus servicios estaban en lo cierto: "El Puma" está cumpliendo con creces y va adueñándose ,lentamente, del mediocampo mensana a fuerza de buen fútbol, presión y marca.
La recuperación del "Banana" Anzorena y Sergio Marclay. De la mano de la mejoría física llegaron altos rendimientos de estos dos jugadores. Veloces y desequilibrantes han causado estragos en las defensas de los rivales. El alvearense frente a San Martín jugó un enorme primer tiempo y el "Pájaro" fue una pesadilla para el fondo de Guaymallén.
La elección de Matías Alasia. El arquero llegaba con 10 meses de inactividad a causa de una lesión sufrida jugando en Chile. El DT confío en él para adueñarse del arco de Oscar Olguín (de buena primera mitad del torneo) y el guardavallas está correspondiéndole con grandes actuaciones debajo de los tres palos caracoles.
Presión y actitud. El equipo no regala ni una pelota ni sacrificio algo que durante la primera mitad se le reclamó con creces.
El mensaje del DT parece haber hecho eco en los vestuarios del Víctor Legrotaglie y el lobo promete dar batalla hasta el minuto 95.