Entonces sabemos todos que hay que hacer un gol, pero el Mati no puede desde el arco y dependemos del "Tecla", el "Chiqui" o nuestro querido "Mago".
Esperamos ,como en Córdoba, el tiro del final; la araña que salvaste no te pica y a las 7 de la tarde una pequeña caravana por Lencinas rememora aquella desde el predio de la virgen, que nos volvió a dar una mano. Entonces me despierto para ir a la cancha, esperando más que nunca que la profecía se cumpla, pero sin decirle a nadie , solo por cábala.. Veo rostros de angustias y nervios por doquier, pero sonrío por lo bajo sabiendo que se puede dar. Veo al Victor en la platea y creo hacerlo, también, con el duende del Juan Gilberto cuando el equipo sale a la cancha.
Entonces, se que todo depende de ellos, de nosotros y de los ángeles blanquinegros. Sí, tiene que ser esta tarde, como el sueño del sabado a la noche, como el gol del chimi que gritamos a rabiar, como el de aquella noche que la punteó el Mono , como el firulete del Sergio en el Kempes , como sea, para así gritar: ¡carnaval , carnaval el lobo es del nacional!... si no ocurre el milagro con todo el dolor del mundo y más fuerte aullar todos juntos con : ¡volveremos , volveremos, volveremos otra vez!, porque somos blanquinegros, de pura cepa nomás.
Por Carlos E. Guzzo